En modo alguno creo que haya que usar, como sucede en muchas ocaciones en España, la historia para agredirse los unos a los otros y justificar a base de hechos del pasado más o menos remoto acciones en el presente. La historia es historia, son hechos y por el simple deseo mejor o peor intencionado de renegar del pasado, no van a desaparecer ni van a dejar de formar parte de los factores que influyen en nuestro presente actual.
El periodo del ascenso al poder del partido Nacionalsolcialista en Alemania, con toda seguridad es y será por mucho tiempo uno de los periodos más lúgubres, oscuros y aterrador de la raza humana. No por ello hay que enterrarlo, alterarlo según la óptica interesada de cada uno y amoldarlo a la interpretación de unos y otros con el animo de acomodarse a sus intereses, al contrario si alguna ventaja tiene la historia es que son HECHOS, la interpretación corresponde a otros ámbitos no siempre tan interesantes.
En 1.933 el partido Nazi alcanza el poder en Alemania, con el 33 por ciento de los votos, mas que cualquier otro partido. De ser una minoritaria "banda de desarrapados y pistoleros", cuyos integrantes cabían todos en una cervecería y limitaban su actuación a Baviera, se había convertido en uno de los fenómenos de masas mas importantes que se haya conocido.
A comienzos de la década de 1.930, el clima en Alemania era lúgubre. La depresión económica de la crisis del 1.929 había golpeado muy duro al país ya castigado por las sanciones del pacto de Versalles y había millones de desocupados. El recuerdo de la derrota humillante de Alemania quince años antes, durante la Primera Guerra mundial estaba todavía fresco en la memoria de muchos y los alemanes no confiaban en la Rep. de Weimar. Esas condiciones propiciaban el surgimiento de un nuevo líder, A.Hitler y su partido, el Partido Nacionalsocialista Alemán de los trabajadores.
A finales de los años 20 y principios de los 30, el partido nacionalsocialista consiguió suficientes apoyos electorales para convertirse en el mayor partido político del Reichstag, y la combinación de agudeza política, capacidad de engaño y astucia de Hitler convirtió la mayoría simple del partido en un efectivo poder de gobierno en la debilitada República de Weimar. Una vez en el poder, los nazis crearon una mitología alrededor de su ascenso, describiendo el periodo como Kampfzeit o Kampfjahre.
Puede considerarse que el "ascenso" de Hitler terminó en marzo de 1933, después del que el Reischtag adoptara la Lay de Concesión de Plenos Poderes de 1933. El 30/01/1.933 el mariscal von Hindenburg había nombrado a Hitler canciller tras una serie de elecciones parlamentarias y las consiguientes intrigas entre bastidores. La ley de plenos poderes daba virtualmente a Hitler la capacidad de ejercer constitucionalmente a partir de ese momento un poder dictatorial y sin objeciones legales.
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